El Palacio de Bermejillo se levantó en 1913 según el diseño del arquitecto Eladio Laredo Carranza. Creó para los marqueses de Bermejillo un palacete en el entonces llamado paseo del Cisne; y que hoy conocemos como calle de Eduardo Dato. Se trata de una obra maestra del nacionalismo arquitectónico de la segunda década del siglo XX. Es una evocación ‘neo’ de la arquitectura granadina y aquella otra ligada al más puro Renacimiento español.
Hoy, su llamativa fachada queda parcialmente oculta por el puente elevado que atraviesa el Paseo de la Castellana. Se ha roto así su perspectiva original, completamente exenta en sus cuatro fachadas. La principal, que asoma a Eduardo Dato, está flanqueada por dos torreones con cubierta de teja a cuatro aguas, sobre un importante alero de madera. Una balaustrada unifica estas dos torres en las que se abren unas galerías.
En el cuerpo central vuelve a ser protagonista la galería en piedra combinada con miradores, ventanas y balcones. En ellos resalta el trabajo de forja de su rejería. Una ingeniosa combinación de elementos que da como resultado una ligera, elegante y amena fachada.
Visitar el Palacio de Bermejillo
Actualmente es la sede del Defensor del Pueblo de España. Las visitas al interior del edificio no son posibles. Sin embargo, merece la pena aunque sea verlo por fuera.
La mejor forma de llegar hasta el Palacio de Bermejillo es el metro. La línea 5 para en Rubén Darío, a escasos metros del edificio. También se puede llegar en autobús, líneas: 5, 7, 14, 27, 45, 150.