El Parque del Retiro es la zona verde más representativa de Madrid. Su extensión está delimitada en todo su perímetro por una verja de hierro pese a su gran tamaño. El tamaño del parque es menor que el que tenía cuando era el jardín del Palacio del Buen Retiro. Era un lugar de descanso de la monarquía al que ésta se retiraba para olvidar el bullicio de la ciudad.
Buena idea de hasta dónde llegaban estas posesiones son el Casón del Buen Retiro, salón de baile del palacio; o el Salón de Reinos, en las dependencias del antiguo Museo del Ejército. Estos edificios estaban situados fuera de los límites del parque.
El palacio del Buen Retiro, en donde se instaló la corte mientras duraron las obras del nuevo Palacio Real, los destruyeron las tropas francesas en 1812. Abandonado y con grandes destrozos, en época de la reina Isabel II su propiedad pasó de la Corona al pueblo de Madrid.
Desde entonces, el Parque del Retiro es el más concurrido y conocido de los parques madrileños. Su presencia, hoy en el centro de la ciudad, supone un verdadero ‘pulmón verde’ para la ciudad. En sus caminos vamos a poder ver esculturas de artistas de la talla de Mariano Benlliure; Victorio Mancho; Grasés Riera (autor del monumento a Alfonso XII en el estanque del parque, en la foto); o Ricardo Bellver (autor de la famosa estatua del Angel Caído).
Hay que destacar, además, dos puntos más en la visita al parque: los jardines románticos diseñados por Isidro González Velázquez; y también el Palacio de Cristal, obra del mismo arquitecto de finales del siglo XIX.
Se convierte pues en un lugar ideal en el que descansar o pasar un rato en familia o con los amigos. Es especialmente agradable durante el caluroso verano.